Este artículo aborda el fenómeno del crimen organizado y el desarrollo de la criminalidad organizada, señalando la necesidad de mecanismos de combate en las políticas criminales estatales. En primer lugar, se describe el crimen organizado como una estructura transnacional dedicada a actividades ilícitas para obtener beneficios económicos. Estos grupos emplean negocios legítimos para blanquear sus ganancias y cuentan con recursos humanos y logísticos significativos. La criminalidad organizada, en cambio, opera en una escala menor, pero sigue teniendo una estructura organizada para cometer delitos dentro de fronteras nacionales.
También se analiza la figura de la asociación ilícita como una herramienta penal diseñada para combatir estas formas de criminalidad. Se resalta que, aunque esta figura busca proteger el orden público, su aplicación plantea desafíos, como la penalización de actos preparatorios y la afectación de derechos fundamentales. Se debe perseguir y prevenir sin caer en excesos punitivos que puedan vulnerar las garantias y la libertad de los involucrados.
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