La construcción de la idea de las “nuevas amenazas” surgió de algunas agencias gubernamentales de los Estados Unidos –entre ellos el Comando Sur de las Fuerzas Armadas– y lobistas de las Fuerzas Armadas de la región elaboraron y difundieron esa doctrina. Su adopción en cada país, asociada a la “lucha contra el narcotráfico” y en el “combate” contra el terrorismo, es un proceso regional, que en cada país adquiere formas particulares y tiene consecuencias de distinta gravedad.
Esta publicación refleja una investigación sobre cómo estos procesos ocurren en la región latinoamericana: quién los financia, cómo se entrenan y se equipan los ejércitos y las policías, cuáles son los operativos en curso, en qué países se despliegan y con qué objetivos.
Al mismo tiempo, se analizan sus consecuencias: la militarización de la seguridad interior, la securitización de agendas sociales como la pobreza y las migraciones y las violaciones de los derechos humanos que se registran allí dónde las Fuerzas Armadas salieron a las calles a “combatir” la criminalidad.
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