Sep
16
2015

La prueba de ADN

Podríamos 
decir  sin  riesgo  a  equivocarnos  que 
en España, el momento procesal penal en lo tocante a la prueba de
ADN, pasa por un 
momento de crisis.Y no en lo referente a su
valor probatorio, pues éste está fuera de  toda  duda 
y  así  lo  estableció  el  mismo 
Tribunal  Supremo  el  24  de  febrero 
de 1995, al considerar que “la prueba de ADN no es técnicamente
determinante, pero sí de alta 
probabilidad”. Ahora bien, 
esta  validez  jurídica no  resuelve  otros 
aspectos  como podrían ser si, la toma de la muestra indubitada
del detenido, tal como establece la Ley Orgánica 10/2007, reguladora
de la base de datos policial sobre identificadores a  
partir   de   ADN,   respeta  
los   derechos   fundamentales   de
aquél,   y   más concretamente aquéllos que
están referidos a la intimidad y privacidad de los datos personales 
por  un  lado,  y  la  esfera  de 
la  integridad  corporal por  el  otro. No 
cabe duda  por  tanto  que,  reconociendo 
estos  intereses  en  conflicto, convenga una 
armonización  satisfactoria  de  tal  manera 
que  no  se  produzcan  irregularidades 
que 
incidan  en  la  vulneración  del 
derecho  a  un  proceso  con  todas 
las  garantías  y  que bien  resumen  los 
artículos  10,  15  y  24.2  de 
nuestra  Constitución.  Así  pues,  el
propósito  del  presente  trabajo es  poner 
sobre  la  mesa    todos los  hitos 
legales  y 
jurisprudenciales  que  hacen 
referencia  a  esta  prueba  procesal,  de 
modo  que  la modulación de  los  criterios 
no reste o  amenace  la viabilidad  del  ADN 
y  su aplicación en  los  procesos penales. Todo 
ello  sin  obviar  la  regulación  legal 
de  la “
cadena    de   custodia ”
,    sus    consecuencias   
procesales    y    los   
manuales    de procedimiento  de  la 
Policía  Científica
que  la  avalan.  Los 
cuales,  adecuando  su aplicación  de  manera 
precisa,  son  sinónimo  de  garantía  y 
respeto  a  los  derechos 
recogidos en los
artículos preceptuados.

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