La
Trata de Personas, actualmente también llamada “la esclavitud
moderna”, es una cadena de acciones delictivas que convierten
a una persona en objeto de explotación. Este delito implica la
violencia ejercida en lo más profundo de una persona: la identidad,
pues a base
de
amenazas y agresiones físicas, sus víctimas van perdiendo la
libertad, la dignidad y la voluntad. La comisión de la Trata
de Personas implica una red compleja de responsables que va desde la
persona que recluta a las víctimas, las mantiene cautivas, hasta
quien hace uso de
sus
servicios. Generalmente son organizaciones
criminales quienes llevan a cabo las
conductas de este delito; sin embargo, es común que sea la misma
familia la que venda o someta a la víctima a distintas formas de
explotación. La oferta y la demanda de seres
humanos como mercancía es un conflicto social
de interés internacional que transparenta
la existencia de Estados con altos
grados de
impunidad
e insensibilidad. La Trata de Personas
está vinculada a la migración, a
la pobreza y a la delincuencia, y
se dispara en sociedades en las
que la violencia y la marginación forman
parte de la cotidianidad. México es un país de
origen, tránsito y destino de víctimas de Trata;
el 15% de las personas víctimas en nuestro
país son extranjeras, principalmente
centroamericanas. Se sabe que hay mexicanos en esta situación
alrededor de todo el mundo. Según datos de la Comisión
Nacional de Derechos Humanos, éste es
el segundo negocio ilícito más redituable,
debajo del narcotráfico y por encima
de la venta de armas. De las
distintas formas de explotación, la
principal es la sexual, seguida de
la laboral y otras como la mendicidad,
el trasiego de drogas y la
extracción de órganos. A partir de
cifras de la Procuraduría General de la República y las
procuradurías y fiscalías locales, se conoce que el 40% de las
víctimas de este delito son menores de edad y que 83% del total son
mujeres.
Toda
ley o conjunto de leyes emiten
un discurso mediante el cual, por
un lado, las instituciones regulan las acciones de los
individuos y, por otro, incorporan la realidad social a sus
sistemas. En la tipificación de las
conductas, en las medidas de
prevención y protección, en la mención de posibles
involucrados y en las construcciones de víctima y victimario
se inscriben los actos epistemológico,
deóntico y valorativo del discurso
legislativo. En materia de Trata de Personas parecería que las ley
es atienden el problema poniendo mayor atención a las víctimas
que al victimario, pues dejando de lado la misión de combatir la
aparición del victimario y las
condiciones que originan el delito, se
enfoca predominantemente a proponer comisiones y
programas de sensibilización a favor de la víctima.
Partiendo
de la idea de que si no se voltea hacia el responsable del delito
poco se está combatiendo la raíz de esta problemática, el
propósito de esta investigación fue analizar la figura de
la víctima y del victimario dentro
de los textos legislativos mexicanos
para encontrar precisamente cuáles son los actos
que realiza el discurso de las leyes en
esta materia y cómo se relacionan con las condiciones sociales que
vulneran algunos sectores de nuestro país. Para ello se conformó un
corpus y se diseñó un esquema de etiquetado que permitiera la
extracción de datos cualitativos y cuantitativos sobre los términos
con que se nombra y hace referencia a las
víctimas
y victimarios. En una primera etapa se utilizó el programa
computacional UAM-Corpus Tool y,
posteriormente, los resultados fueron analizados
a partir de diversas teorías de
Análisis de Discurso que observan el
funcionamiento discursivo, de las micro
y macroproposiciones en sus micro y
macroestructuras, vinculadas a ciertas condiciones sociales.
El
análisis de estas dos figuras aborda el estudio y la discusión del
aspecto discursivo de la ley, herramienta imprescindible para la
sanción y erradicación del delito, en materia de una problemática
social internacional como es la Trata de Personas
Doctrina
Ago
28
2015
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