El 23 de julio de 2018, el presidente Mauricio Macri anunció que la Fuerzas Armadas participarían en asuntos de seguridad interna como parte de la estrategia de la “lucha contra el narcotráfico”. De esta forma, se movilizarán efectivos del Ejército y la Armada a la frontera norte para dar apoyo logístico a las fuerzas de seguridad. Según describieron los distintos medios de comunicación, y por medio de fuentes oficiales “la idea es blindar la frontera norte para frenar el avance del narcotráfico”. Cabe destacar que dicho cambio sería publicado en los próximos días en el Boletín Oficial, modificando las leyes de Defensa y Seguridad Interior, y por decreto, es decir, sin debate alguno en el Congreso de la Nación.
Por este motivo, y con el fin de analizar cuáles son las posibles consecuencias de llevar adelante una política de seguridad como la que se quiere establecer, parece importante observar el real impacto de una intervención directa de las fuerzas armadas en la “lucha contra el narcotráfico”. Para ello, tomaremos la situación de México, caso paradigmático en la temática, y traemos en la presente nota, dos informes que complementariamente, marcan cuáles son las verdaderas secuelas que deja una guerra directa contra las drogas, y como la intervención de las propias fuerzas armadas lejos de mejorar el panorama, lo agrava.
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