Una adecuada política de drogas debe sustentarse
en datos epidemiológicos que indiquen la
distribución y prevalencia del consumo de sustancias
en una población, así como en el análisis
de las causas y las consecuencias sociales de su
comercio, desde la producción hasta el consumo.
También debe sustentarse en hallazgos neurocientíficos
que expliquen los efectos de las sustancias
psicoactivas en el cerebro y en el comportamiento
de los consumidores. Sin embargo,
la información epidemiológica y científica generada
en México está muy fragmentada y no permite
un diagnóstico claro sobre el fenómeno de las
drogas, en particular en los problemas de salud
que éstas representan. Además, los neurocientíficos en México y América Latina frecuentemente
difunden sus hallazgos en medios especializados,
cuya lectura y difusión dificulta su comprensión
y uso en las ciencias sociales que discuten las políticas
públicas.
vez en México, se convocara a un grupo de investigadores
con novedosas propuestas en el estudio
de las adicciones, centradas en las tres sustancias
de mayor consumo en el país: marihuana,
inhalables y cocaína, para favorecer el diálogo entre
las ciencias biológicas y sociales.
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