En
“Tolerancia cero. Estrategias y prácticas de la sociedad de
control”, Alessandro de Giorgi destaca la necesidad de fusionar un
análisis interaccionista y una perspectiva de tipo
materialista, y ello con el objeto de reconstruir la actual
articulación de la relación entre las funciones
instrumentales y simbólicas del castigo
y del sistema de control social.
Mientras las primeras refieren a los
objetivos útiles que se pueden
atribuir a la pena, la segunda atañe
a los universos políticos de discurso
a través de las cuales determinadas
prácticas punitivas son legitimadas. En momentos de crisis
económicas, las elites del poder favorecen la construcción de un
imaginario social punitivo , que recae
en criminales, desviados, distintos, más
en general, sobre un enemigo, con el
fin de distraer a la sociedad de
las cuestiones más profundas. Este último puede adoptar
diversas modalidades: la fuente de todos los males pueden ser muchas.
En la presente ponencia querría
detenerme en un proceso de
construcción social dominante del enemigo y de imaginario
punitivo: el de los migrantes que delinquen. Y ello a
partir del proyecto de reforma del
Código Procesal Penal, contexto que
hace al retorno, para ellos, del fantasma de la amenaza de
expulsión
Spanish
Comentar