Dic
01
2015

Liberal pero no ingenuo: el encuentro con la promesa de reducir el tamaño de las prisiones

Una 
confluencia  de  factores –que  crearon  una 
tormenta  perfecta -interfirió     con    
el    aumento,    
prácticamente     inmanejable,    
de encarcelamientos y, consecuentemente ha contribuido a la aparición
de  una  nueva  sensibilidad  que  define 
el  continuo  encarcelamiento masivo  como 
insostenible.  En  este  contexto,  la 
reducción  de  las prisiones  de  Estados 
Unidos de  Norteamérica se  ha  materializado como
una posibilidad viable. Para los progresistas, que han llamado mucho 
a  la  moderación  en  el  uso  de 
la  encarcelación,  el  reto consiste  en 
saber  si  la  promesa  de  reducción 
puede  cumplirse.  El fracaso  de  las 
reformas  pasadas  destinadas  a  la 
excarcelación  se erige   como   un  
recordatorio   aleccionador   de  
que   las   buenas intenciones   no  
se   traducen   fácilmente   en  
buenos   resultados. Además, otras razones del por qué
existe la reducción penitenciaria significativa
bien podrían fallar (por ejemplo, las enormes escalas de
encarcelamiento   que   deben   ser  
confrontadas   y   evaluadas,   los
limitados  mecanismos  disponibles  para 
liberar  presos,  la  falta  de programas 
alternativos  de  calidad).  Sin  embargo, 
también  existen razones  para  el  optimismo, 
la  más  importante  de  las  cuales 
es  la legitimidad  menguante  del  paradigma 
de  la encarcelación  en  masa, lo  que 
ha  producido  esfuerzos  para  reducir 
las  poblaciones  de presos  y  cerrar  las 
penitenciarías  en  varios  Estados.  El 
tema  de  la reducción  de  personal 
también  se  mantendrá  a  la  vanguardia 
del discurso  penitenciario  debido  a  la 
reducción  de  encarcelamientos ordenada por la corte en
California. Este experimento está en curso, pero es revelador de las
dificultades que enfrenta la reducción de la población  
en   prisión;   la   iniciativa  
parece   estar   produciendo resultados  
mixtos   (por   ejemplo,   la  
reducción   de   la   población
prisiones  estatales,  pero  el  aumento 
en  las  poblaciones  de  las cárceles
locales). Al final, la reducción exitosa debe ser "liberal,
pero no  ingenua."  Por  lo  tanto, 
los  esfuerzos  de  reformas 
deben 
guiarse no  sólo  por  los  valores 
progresistas  sino  también  por  una 
clara dependencia de los conocimientos científicos sobre las
correcciones y  en  una  disposición  a 
abordar  las  cuestiones  pragmáticas  que
pueden  frustrar  las  buenas  intenciones. 
En  última 
instancia,  la "criminología  de  reducción 
penitenciaria"  se  debe  desarrollar  para
fomentar las intervenciones políticas eficaces.

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